Culpa al comer, por qué surge y cómo gestionarla

Comer y sentir son dos verbos que, sin duda, van unidos. Cuando comes, generas emociones dentro de ti que en muchas ocasiones son positivas, pero que en otras tantas, genera un sentimiento negativo. Es el caso de la culpa.

Comer y sentirse culpable es algo que le ocurre a muchas personas, ya sea por comer ciertos alimentos o por haber comido cuando creían que no debían haberlo hecho. Este sentimiento genera malestar emocional en estas personas que, si no se trata, puede acabar impactando de forma negativa en la autoestima.

Lo vamos a dejar claro desde ya: comer no es malo.

 

¿Por qué nace la culpa cuando comemos?

Comencemos definiendo qué es la culpa en relación a la comida. Este sentimiento es el que surge cuando cometemos una “infracción” y rompemos unas normas establecidas en cuanto a nuestra rutina, hábito o dieta. En ese momento creemos haber cometido un fallo y, es cuando surge este sentimiento negativo.

Uno de los motivos por el que surge la culpa al comer es por la categorización que la sociedad ha hecho de alimentos; buenos o malos, es decir, saludables o no saludables. Y ahí está el error.

Cabe destacar que ningún alimento es bueno o malo en sí, sino la forma en la que te relacionas con ella. ¿Has cenado comida rápida de forma consciente o inconsciente? ¿de forma impulsiva o compulsiva? ¿realmente te apetecía esa hamburguesa?

Otro motivo que intensifica la culpabilidad en relación a la comida es los hábitos que hay establecidos para ciertos tipos de alimento. Por ejemplo, “no hay que comer pasta por la noche” o “el plátano tiene demasiadas calorías”.

Estas normas establecidas (en algunas ocasiones mitos alimentarios) no suelen tener base científica, pero tendemos a fiarnos porque llevan arraigadas mucho tiempo. Te recomiendo que antes de sentirte culpable, hables con tu nutricionista, seguramente estés afirmando hechos alimentarios que no tengan ninguna base científica.

 

Las consecuencias de sentirse culpable en relación a la comida

La peor parte de la culpa es que con ella convive la vergüenza y el castigo. De hecho, la forma más común de remediar esta culpa suele ser privándonos de comer o realizando ejercicio físico en exceso. En el peor de los casos, incluso se prueba otra forma de compensación como el vómito autoinducido o el uso de laxantes, creyendo que así “arreglan” el “pecado” cometido.

Volvemos a dejarlo claro: comer no es malo. En este punto cabe mencionar que si te sientes culpable y tiendes a remediar los “errores” con castigos como los anteriores, puedes hablar con nuestras especialistas en nutrición y psicología que te ayudarán a lidiar con este sentimiento negativo.

 

Pasar de la culpa a la responsabilidad

Para poder tratar esta culpa, lo primero es entender que debemos sustituir la culpa por responsabilidad. Es decir, dejar la victimización a un lado y adoptar una actitud positiva para promover el cambio de hábito o pensamiento (que, sin duda, es lo más difícil en este proceso).

Debemos conectar con el hambre y la saciedad. Comer cuando nuestro cuerpo nos lo pide, y hasta que el cuerpo lo considera. Aquí es donde la psicología y la nutrición pueden ayudarte a “comer con cabeza”.

Y, super importante, saber que todo se puede conseguir. Puedes comer de forma consciente, puedes eliminar el sentimiento de culpa y puedes disfrutar con la comida. En Marga Martín estaremos encantadas de ayudarte, si lo necesitas.

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